Gentil, humilde, lúcido, limpio,
siempre justo, mesurado, ético,
ejemplar, culto, discreto, sabio...
Cuando hablaba se hacía el silencio,
y, en la paz de la ciencia profunda,
caían gotas de saber y razón...
Era puntual, pese a cualquier inclemencia,
y tenía el coraje de los principios indomables.
Ayudaba a ser y te daba los medios
y el brazo para acudir a la verdad,
y lo hacía, con total entrega del alma...
Mi maestro, un prodigio de bondad,
una inteligencia y proceder...
adelantado a su tiempo de dictaduras varias,
hizo de mi existencia de niño una etapa feliz,
de plenitud, pese a los impuestos ideológicos.
Después, ya como profesor, fue todo un ejemplo,
donde siempre me miré y seguí aprendiendo.
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