dimecres, 1 d’octubre del 2014

La delicadeza en decir las cosas

A lo largo de la vida he tenido grandes espacios monotemáticos: el fútbol, las chicas, los alumnos, amigos, familia, etc. Supongo que todos han pasado por algo parecido. El estatus conlleva despiste, te duermes para el resto, y es entonces cuando agradeces la delicadeza con que te dicen las cosas. Eso se llama clase y, si me apuran, amor.

De niño solía dejarme la chaqueta, en la era donde jugábamos, al salir de la escuela. Una vez, mi padre me dijo que me daría una peseta por cada vez que llegase a casa con todas mis cosas. Otra vez, el director de mi colegio alabó mi timbre de voz, alto y nítido, potente, para decirme, finamente, que gritaba mucho. La delicadeza en decir las cosas, un arte en la educación…

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