Catalán, valenciano, mallorquín, gallego, castellano, inglés, alemán, ruso… Mis respetos a todas las lenguas, y me da igual que al catalán le llamen valenciano, no viene de un “che”, o de una erre sonora a final de palabra, tampoco que le llamen mallorquín, no viene de un “sa” o de un “es” de más o de menos, ni de una “tomàtica” por graciosa que sea. A mi, después de más de cuarenta años de dar clases en catalán, ahora me da por escribir en castellano, y lo disfruto, sin ninguna pretensión, aun encontrándolo menos poético y musical que el catalán, pero tiene su encanto. Lo único que me parece demencial es la catalanofobia enfermiza de todo aquel sediento al que únicamente se le ha dado a beber mala leche. Mis votos para que los niños puedan hablar la lengua de sus mayores, sin ninguna sumisión a la voz de ningún amo. Mis respetos a las lenguas, a todas, menos a aquellas que se dan de superiores y, evidentemente, no lo son ni lo serán nunca jamás…
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