Y les enseñaremos a vivir como hombres, o sea a los niños, con la intención de que estén formados y puedan ser buena gente. Fácil ¿no?, sólo habrá que tener la previsión de que hayan aprendido que hay un tiempo para cada cosa, y que cada cosa tiene su tiempo… y también que hay cosas para las que no existe ni importa el tiempo, y hay tiempos en los que no pueden olvidarse de la cocción del arroz. Pero volviendo a los niños, aquellos que serán hombres, pues eso... que no se roboticen del todo y que superen las nuevas tecnologías, con algún abrazo, en vivo y en directo, y tengan una visión menos virtual de la amistad, y proclamen el contacto humano, con un buen café y un rociado de sonrisas…
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