Confieso mi rendición a plasmar en mis escritos...
tus sonrisas de labios de cereza y tus dientes de nácares nevados,
y tu lengua que atesora las caricias interiores.
Tu sonrisa siempre es un preámbulo de primavera,
una promesa feliz de una realidad inminente en plenitud…
Es como un primer brote de verdes,
una prominencia de esplendor,
capullos a punto de mostrarse en flor,
vida que nace y vive, y nunca muere...
al menos en los recuerdos selectivos de la estética.
Tu sonrisa conlleva beso y baile de almas…
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