La escalera es cómoda, los escalones, no muy altos, y hay una barandilla de ayuda, que los mayores agradecen. A ambos lados margaritas, también de colores, minimargaritas relucientes como un capricho del sol, como un saludo de bienvenida. Son tan bonitas, que ni me ha venido a la cabeza coger una para deshojarla, para ver si me quiere o no me quiere… Además, yo ya lo se que me quiere, no tengo ninguna duda razonable…
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