Son las diez de la mañana, paseo por la Rambla Nova de Tarragona, poca gente a esta hora. A mi izquierda, un banco, con una figura de bronce, supongo, que representa un anciano con un bastón y una gorra de su tiempo, y yo siempre me paro y lo examino, y veo lo muy conseguido de la obra. Hoy se ha sentado a su lado una mujer que, por sus características, podría ser perfectamente su pareja, por el bronceado, por el rictus de resistencia, por la persistencia… Después de verlos, diría que hay personas que no envejecen y tienen su encanto en garantía…
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