divendres, 29 d’abril del 2016

Los placeres de la vida

Me gustan las tascas, las tabernas, cerca del puerto, donde habitan los lobos de mar. Los dueños suelen ser buenos pájaros vividores del buen vivir y del mejor hacer. Lástima que por edad y salud, uno tiene que racionar sus visitas, pero garantizo que se respira paz y afecto, y vino de la bota del rincón, y un pescado fresco, y frito, y otros fritos frescos. Chupito casero, me cuenta el jefe, en mi última visita, y vaya hallazgo… ¡Quien pudiera beber! Pero con moderación aún se pueden degustar los placeres de la vida bucólica y los contactos humanos…

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