Fue una feliz casualidad,
un conjuro de los hados,
un decidido de Cupidos,
una asignación de gloria...
en justa correspondencia,
una afinidad a vuelo,
que se paró en una hoja
de azucena y alcanzó...
el cénit de la esfera, un deseo,
un anhelo del alma
que dio a luz...
como un amanecer
de primavera avanzada,
con los preñados a punto de sol…
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