En la era, se presencian las sombras, se hace tarde,
pero ella persiste, juega, jugamos, hasta pasados los límites horarios.
Luego, al llegar a casa, mi padre me dice:
- Qué, vuelves a casa, cuando ya no ves a nadie a tu vera, ¿verdad?
Y yo asentía con el pensamiento puesto en ella.
Cuánta razón tienes, genio, cuando ella desaparece...
se va el último resquicio de la luz del día,
y a los doce años, te quedas a oscuras con facilidad.
Afortunadamente... otro día con tarde y también se hará tarde,
y, seguro, volveremos a atardecer juntos y al llegar a casa...
nuestros padres, dirán misa, y nosotros oiremos cantos de gloria.
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