El pajarito vive cerca del puerto deportivo y descansa en una palmera estratégica desde donde observa la terraza de un bar que mira al mar. Parece sentirse cómodo... cuando le apetece salta y se coloca, dando saltitos, por debajo de las mesas, e incluso por encima de alguna silla desocupada. Picotea algún resto y te pasa cerca del pie, como desafiante. Luego se posa otra vez en la palmera y uno no tiene más que hacer que coger el móvil y hacerle una foto. Él, impasible, incluso pone pico guapo, y aletea para aumentar su belleza natural y libre…
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