Pasear, pasear, pasear…
por la luna, al encuentro
de mis alumnos despistados,
por mi querida Tarragona,
siempre bella, diferente, única.
Pasear, pasear, pasear…
por el pasado cercano,
o el lejano, por los recuerdos,
por lo que pudo haber sido,
por lo que fue y se dio,
y me llenó y me llena.
Pasear, pasear, pasear…
por mis presentes y pensamientos.
Virgencita... ¡déjame como estoy!
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