El chico va con chica y perro, y móvil, claro. Chica, perro, chico, móvil, y parece que van por libre... El perro busca un árbol para levantar la pata, o algún resto húmedo de algún colega para olerlo, el chico, a través del móvil, está en otra parte, y la chica parece un mueble de lujo añadida a una escena en la que no pinta nada. Y uno, que a veces piensa, repara en la convivencia de las libertades... Mi única duda estriba en si al perro y al móvil les gusta el café… al perro, seguro.
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