La juventud se va parsimoniosamente... Sin enterarte mucho, te llega una madurez con carnes que habría que planchar, pero con unos conocimientos propios de la experiencia. Parece ser que cuando el cuerpo se deteriora físicamente, das muestra de una riqueza interior, que ha crecido en progresión inversa al deterioro físico. Es como si te regalan un Ferrari a los ochenta años, que igual lo disfrutas, pero que se iba a aburrir de lentitud. Diría que hay un tiempo, en el que ya sabes muchas cosas y aún tienes cuerpo. ¿Qué les parece si lo damos por bueno y lo aprovechamos a tope?
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