El poeta se levanta en la penumbra
de aquel bar de pianos mecánicos
y violines de cuerdas incompletas.
Su voz potente de sonoros graves,
irrumpe captando la atención
de los artistas en celo y con vaso.
¿Por qué me llaman loco,
si les cuento los secretos
de los habitantes de la luna?
¿Por qué sólo aquí,
en este centro de vuelos sin rumbo,
incluso los idos, me llaman...
como a aquel que se expresa
en verdades utópicas,
que no sabe lo que dice,
y que pretende decir lo que no sabe,
un suponer, de poeta en vuelta…?
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