Una caída de ojos, de desarme, de tregua positiva,
sin vencedores ni vencidos, un asentimiento a la paz,
una cadencia suave que armonizan tus cabellos,
al viento soleado de la liberación.
Un decir explícito, como el silencio prudente...
de las violetas que absorben todo su amor,
con la discreción del proceder sano y conseguido.
Una caída de ojos, siempre con alguien presto a recogerlos,
siempre en caída hacia un alguien elegido…
Antes había más miradas y pañuelos en vuelos dirigidos,
pero siempre, en el amor, queda alguna tecla por tocar…
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