No la convenció ni el café que todo lo arregla,
y es que el listón estaba muy alto,
o mejor, su valoración era tan baja,
como resquebrajado estaba su amor propio.
No, no estaba en circulación, más bien parecía...
un apartado sin edad de merecer, ni aportar.
La vi en un claroscuro del bosque,
platicando con la luna, a escondidas,
fuera de oferta, como un ente opaco,
donde estallaban todas las intenciones,
incluso las buenas…
Me aparté discreto, y me lloví...
en un amparo de su luna,
y, sin café, nos medio despertamos juntos,
hasta los próximos sueños.
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