El tiempo podría ser perfectamente del mes de abril,
aquel que le robaron a Sabina.
No se mueve nada, no caen ni las hojas muertas.
Me acerco al mar, despacio, me descalzo,
oigo el oleaje lento y cansino...
que parece transportar descansos y suspiros,
como soplos del verano y de los vientos controlados,
como brisas que acarician.
Toda una sensación de paz, sosiego,
tu propia música no la interrumpe nadie,
nada descontrola tu templanza.
Paseando, a las cuatro de la tarde...
por la imperial y maravillosa Tarragona.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada