Vaya niña, que presumida te veo,
y en lugar de los tejos, casi te tiro una teja,
que te caiga cerca, que te roce poco,
pero que te sirva de aviso...
que torres más altas del cielo supuesto,
cayeron buscando los suelos...
de encanto infinito, terrestre.
Vaya con la niña no tan niña,
parece que maduras en verde y en atascos,
ignoras y pateas los suspiros,
y haces estrecha hasta la calle
a la que tienen derecho las esperanzas.
Es eterna la estación del merecer,
o no, veremos tu suerte,
tus méritos ya los conocemos, escasos,
altivos, como de otra sociedad por inventar,
o ignorada aquí en el suelo…
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