¡Felices Fiestas, amigos!

He visto al hombre del saco, no el que espanta a los niños, sino aquel con cara triste, que tiene el saco sólo medio lleno... porque aún le falta visitar algún contenedor de desperdicios. Más allá en la cola de una administración de lotería, una señora pide para comer, no tiene trabajo, implora, nadie le hace caso... mientras, un señor se gasta más de doscientos euros en décimos para la familia y amigos. En la puerta del mercado, una señora muy mayor, arrodillada, con las manos juntas, como haciendo una plegaria a la Virgen de los Desamparados, pide limosna con la voz más plañidera que he oído en mi vida. Se acerca Navidad... Jesús nace dentro de tu corazón, dicen los creyentes. ¿Te apuntas a la fiesta? Es aquello que va más allá de llevarte algún pobre a tu mesa, que también, pero hablo de políticas sociales, pan y trabajo, con dignidad y sin palabrería electoral. ¡Felices fiestas amigos, que ustedes lo voten bien… despiertos!