Era tan pobre, tan pobre, tan pobre,
que sólo tenía dinero, y en lugar de andar,
pululaba por entre las sonrisas compradas.
Cenaba tres veces, y viajaba en cinco coches,
dormía en dos camas, rodeado de misiles...
protectores de avaricia.
Lejos, muy lejos, del contacto natural,
de aquellos que eran tan ricos, tan ricos,
que no tenían ni dinero...
pero que se enlazaban sanos,
para hacer evidentes los logros
de una convivencia basada en el amor...
y el respeto entre la buena gente.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada