Buscando un ayer, fácil, conocido, estable, a mi gusto y a gusto del prójimo,
me encontré un mañana un futuro justo, diáfano, prometedor,
como salido del mejor ayer que pude soñar.
Parecíamos resurgir de los laureles que nunca nos merecieron,
y nos vimos una continuidad, en nuestro bosque especial...
ya saben, encinas con fuente, pinos con ardillas y todos los duendes
que no caben en los vicios urbanos.
Me vi en su espejo y paré de buscar, ella parecía esperar...
y asomaba, miró, nos vimos, los dos.
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