Eres el grito en la noche,
el aullido del lobo que no ataca,
el tam tam de la montaña,
el cu cu de la rana enamorada,
en el nenúfar...
Eres el sonido de las olas, que llegan...
rendidas a sus camas de arena.
Eres el chapoteo de las gotas
que esparce el agua de la fuente.
Eres el suave crujido de las hojas
que en otoño inundan los caminos
y son pisadas por los pasos
de los amantes de la noche
en plena meditación…
Eres aquello, todo aquello,
que evapora la rutina
y conduce al éxtasis más dorado.
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