Las nubes pasean cansinas, plácidas,
se resisten a batirse en retirada con el anochecer,
mientras dejan escapar una niebla espesa,
como lluvia fina que enternece...
todas las turbaciones de los amantes inexpertos.
Por qué nunca tengo las manos frías,
y siempre me encuentras sin guantes,
y tus manos vuelven en sí, por mi…
Al final gana la noche y el frío,
es invierno, pasean los abrigos.
En nuestra casa, un fuego de leña y tú,
un completo de delicia que azulea…
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