Y después de un rubor,
una sonrisa, una invitación,
que acaba en beso, lento,
silencio cómplice, logro.
El beso como culminación,
o principio de paseo...
por los avatares del futuro.
El beso nuestro de cada día,
para que empiece todo,
por si había acabado algo…
El beso, ya sin rubor,
sin turbación ni asomo,
sólo una esencia pura,
sólo un surtido natural de amor,
solo una verdad...
en cada abrazo de continuidad.
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