Mi barquita va por el río ancho y tranquilo,
cada vez con menos remos, cada vez con más timón.
Entra sin querer queriendo en el mar de las dudas,
y allá, sin remos ni timón, va a la deriva,
a merced de las olas que tienen encanto de sirena,
el sol hace el resto y en pleno alucine...
te contemplas la vida, lo que fue, lo que es,
lo que pudo haber sido, de mejor o peor.
Nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar,
que es el morir, diría Jorge Manrique...
en sus Coplas a la muerte de su padre.
Mi barquita, poco a poco, sin prisa, pero sin pausa,
está en el río, cerca de la desembocadura,
de momento, sin entrar en el mar,
en una delicia de deriva… de momento, claro.
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