Allá en la fuente que mana palabras,
como surtidas del alma sin depurar,
palabras, sonidos que vuelan y taladran,
ímpetus que se quedaron...
por los ciertos abonados de verdad.
Allá donde vuelan los suspiros entrecortados,
en que la emoción precipitada retarda...
los plazos previsibles y parecen quedarse
suspendidos en plena meditación,
por una suave brisa condensada en la esperanza.
Siempre llega el tiempo del directo,
cuando el alma habla y llega a voces,
sin grito ni aspaviento... de alma a alma.
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