Me despierto captando desubicación,
ya no hay prisa, ni escuela, ni programación,
ya no hay fila, ni niños, ni timbre…
Sólo nostalgia de risas y ojos de niño,
manifestaciones sinceras de juegos, de vida…
Pero esto es mi bendita historia reciente,
que siempre me acompaña y me distrae
en mi soledad ocasional, en mis silencios…
Mi realidad actual es que me estoy apartando
de aquellos sanos propósitos del ejercicio,
y me dejo amar, en demasía de frecuencia,
por todos aquellos placeres de proximidad...
puerto, almuerzo, música, lectura, sofá…
Poco a poco voy reanudando la marcha,
habrá que intensificar…
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