Llamé para una entrevista a unos padres jóvenes, llenos de vida y de amor, entre ellos y a su hijo. El padre me contaba que trabajaba muchas horas porque, decía entusiasmado, “no quiero que le falte a mi hijo nada de lo que yo no tuve… y si hay que ir de colonias, se va, y si hay que lucir marca en el material o en la ropa, pues se luce”. La mujer también tenía ocupación y asentía emocionada las explicaciones del marido. Confieso que me cogieron ya un poco experto y, como siempre, con la única intención de ayudar a mis alumnos. Así que, ni corto ni perezoso, les dije que ya lo entendía todo… “su hijo tiene de todo, menos padres”. Nos entendimos después de una larga explicación…
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