Cuando cicatricen los rasguños de un arriesgo,
cuando la piel recupere las frescura del merecer,
cuando la noche se llene de luciérnagas
y los tránsitos sean asequibles y prontos…
Cuando la lánguida frescura del amanecer
vea ciertos sus sueños y anhelos,
cuando el día se desdude
y la sonrisa de la amada sea cierta…
Cuando una luz sin misterio
te invada el alma y su refugio…
Cuando sientas el amor en cada poro,
verás cerca mi realidad más específica…
Me verás y te veré… qué bien, ¿no?
¡Firme, recuperado, seguro… intenso!
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