Nunca fui la liebre que lanza la carrera,
ni el muerto en el entierro de la multitud,
en el día de las alabanzas post mortem...
Tampoco he sido la música de fondo
de una persecución escénica de algo trágico,
menos el hilo musical de una tranquilidad…
Jamás fui una espalda cubierta en fraude,
ni una mala sombra en el estío…
menos fui una intuición beligerante
producto de una ida cerebral incontrolada.
No, no, nunca fui nada de aquello
que la imaginación propone
y la inteligencia hace distribuciones...
ocasionales en despropósito…
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