Clanes, capillitas, jefecillos… algo viví de esto en mis muchos años de profesor. Recuerdo que me preocupaba mucho y no lo podía aguantar, y mucho menos consentir, sobretodo cuando se inventaban historias para amargar la existencia de alguien, que solía ser siempre algún alumno con menos humos y mejor bondad. Cuando tenía hecha una buena composición de lo que ocurría, solía hacer una puesta en común, y sacaba todos los trapitos
al sol... y solían secarse bastante bien.
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