Estuve cerca del poeta que llora,
porque no se escucharon sus trinos,
descongelando alegrías y pasiones...
Tampoco hicieron caso de sus lamentos,
por mucho que su guitarra febril
pescara en el alma las notas desgarradas,
que sucumbieron a merced de la incontinencia.
Lloramos juntos, como se hace...
con los comulgadores
de los mismos sentimientos,
y nos conjuramos para contar
desde las noches de tormenta oscura,
el deambular de los estados deprimidos,
víctimas del desprecio de la afinidad soñada,
allá por donde los sueños no despiertan,
más que a caricias de realidad propicia,
al sol dichoso…
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