Dicen que las buenas obras no tienen que hacerse para ser vistas desde arriba, como hacen los hipócritas. También dicen que de lo que hace la mano derecha, no se entere la izquierda… Se dicen tantas cosas, ¿verdad? Pero hoy reparo en aquellas personas a las que yo les adjudico la condición de buena gente. Ellos van por la vida sin obsesiones, sin dramatismos, sin postulados ni reglas estrictas que hay que cumplir pese a todo y pase lo que pase. Son gente muy normal, con un sentido común que les florece a cada instante, y que hace de la bondad su vehículo de llegada a las otras almas... Son así, no esperan nada, quizá son incluso un poco egoístas, porque hacer el bien con naturalidad, comporta un bien estar sólo al alcance de los elegidos, que son luz en medio de tanta oscuridad…
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