Mi piel acumula caricias del tiempo,
también algún viento seco con sabor a menos,
o quizá un olvido generoso
o alguna indiferencia insinuante,
que me hizo validar la validez de mis sentires
y me puso en disposición de alcanzar alguna meta,
y acercar mi verdad...
a la que pronuncian con letras mayúsculas
los más avezados surtidores del alma.
Cuantas veces di gracias a un no,
y cuantas dije no a un sí,
y no les hablo de la zorra y las uvas,
más bien les cuento que sí parece...
que hay un destino predestinado,
aunque todos nos creemos ser
los grandes conquistadores
de nuestra felicidad individual y colectiva…
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