Tu mirada desde la azotea de los destinos,
taladra en suspiros de deseo a la élite...
de los pocos elegidos para el descarte final.
Este por esto, aquel por aquello,
y a aquel otro por lo de más allá,
y voy a por éste que me entró por los ojos,
y no me preguntes por qué…
Nuestras sonrisas se encontraron...
en una tarde apacible,
y un café acabo haciendo la pausa,
para que empezase el baile de los conciertos.
Hay tanto sauce que llora por las esquinas...
de los bosques de encinas centenarias,
que, delante de una afinidad, secan sus lágrimas,
y aprenden a creer en los futuros,
más o menos inmediatos…
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