No decido, no controlo, no dispongo,
mi corazón se acelera solo, se descontrola,
da saltos mortales por la intemperie,
captando los aromas que intuye son tuyos.
Del ascensor sale un aire fresco de juventud,
huele a perfume de niña mujer, a jabón y ducha.
Mi alma se desconsuela al oír...
el retumbar de los tambores,
mi pobre corazón se precipita solo
y te busca por todas las esquinas,
y al no verte, te sueña y te inventa,
y en la mente se graba la escena del encuentro,
y, de repente, todo se serena, hasta el alma…
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