El humo huele a leña buena y a alcachofas a la brasa. Los tomates colgados de una cuerda, duran mucho, hasta el invierno casi, y las anguilas abiertas y secadas, cuelgan de árbol a árbol, cerca del hogar. Es una casa de payés en el Delta del Ebro, donde no hay hambre porque la gente come del trabajo y de la naturaleza cercana, donde hay limpieza de agua de cisterna y jabón hecho de casa. Hoy el humo huele a pato de cuello verde, sano y sabroso. Abrazo a la gente del campo, que también tienen sus buenos momentos de felicidad extrema y merecida…
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