dijous, 15 d’octubre del 2015
Mi amigo el viento
El viento te subió la falda,
aquella a cuadros, de colegiala,
y tu no sabias como poner las manos.
Te subieron también los colores,
y tu carita de porcelana fina
pasó de encanto a delicia,
y toda tú eras un cuadro hecho...
a pinceles del mejor maestro
de las desproporciones artísticas.
Otro día te hablé de tus rodillas,
principio inequívoco de todo lo imaginable,
y tu sonreías, recordando...
a mi amigo el viento, tan oportuno él.
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