Un llorar de ojos, un reír,
una sonrisa hasta la oreja,
un sudor repentino de ansia,
un deseo que dijo sí,
sin esperar la noche límite.
Un aspecto de final de esperanza,
un logro con alas blancas,
que voló en una lluvia...
de estrellas consentidas.
Una paz de sofá con el sueño vencido
y el trabajo hecho,
una ausencia de dolor de alma,
una afinidad, una proporción,
un relax de manos ocupadas.
Mientras, Bach se place...
en dormirnos plácidamente.
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