Cuantas veces esperé al amanecer,
y llegaba sin luz, no dejaba de ser noche...
llenando mi alma de oscuros.
Seguías muda, como mi verdad,
ausente, como mi esperanza...
cada vez más maltrecha y deshilada.
Estaba como una computadora,
como para reiniciar, como par volver a empezar,
por un camino de rectificados...
y encontrar un atento de cumplidos recíprocos,
y volver a la vida, con amanecer de sol…
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