En su vida, el tiempo se cansó de amanecer,
se acostumbró a la penumbra sin música,
y le frecuentaban los fríos del verano,
sin previo aviso, pero con intención.
Era más anónimo que la misma...
indiferencia natural del despropósito,
no era, no volaba, no aspiraba,
inspiraba desolación, expiraba en porciones,
retando al tiempo y pese a tanto infortunio, venciendo.
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