Después de un vuelo por la fantasía
y la soledad de la noche,
vuelvo con el amanecer,
para transitar mi bosque sin lobos,
y disfrutar la belleza natural del suelo.
Es casi mezquino querer atravesar la plenitud,
buscar quién sabe qué cuando en tu vida...
siguen floreciendo los sembrados.
Cuesta no volar, me resisto,
a volar contigo… no, claro.
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