Despacito, y no solo por la buena letra, que también, sino para que no se escape un ápice del sentimiento que contiene la realidad que atesoro. Tampoco se trata de magnificar nada, pero, a veces, se tienen ganas de manifestar tus más profundas autenticidades… Entonces uno se pone las gafas de ver en colores, y reclama primaveras y veranos, desde sus otoños ya invernales…
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