Me molesta lo inoportuno de las circunstancias,
la lluvia que no toca, el amanecer que no llega,
la tarde que no termina,
la nieve que olvidó su romanticismo...
y sólo hiela los corazones fríos.
Los vientos huracanados que arrancaron de cuajo
las hojas más tiernas del rosal,
cuando en realidad, con una brisa suave,
las hojas se quedan, florecen los rosales,
y en todo caso, algún pétalo vuela en fiesta...
al paso de la más bella niña del lugar.
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