Queso manchego, o de Burgos, bien curado, con vino tinto del Priorat o de la Terra Alta. Jamón Ibérico, o de Jabugo, bien cortado, con pan con tomate, pero bien hecho, y con aceite de oliva, no como lo hacen por ahí que van metiendo el pan a nadar en salsa de tomate. Olivas rotas, o negras, o verdes, pero tal como las preparaba la abuela, con la receta de la suya. También en esa mesa podría tener una incursión algún “paté” de pueblo de montaña. Son placeres de la madre TIERRA…
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