Una piedra a modo de banco,
debajo, el acantilado,
y en el fondo el mar...
que, por la noche tiñe
sus azules de oscuro,
la luna en la espalda
apenas me deja ver
los vaivenes de las olas.
El silencio es espectacular,
la brisa es de mayo,
y la nostalgia profunda.
Parece que vengo a deshoras,
como a escondidas,
para verte salir del agua,
para darte el oportuno beso,
que sabe a ti y a sal,
para revivirte y revivir…
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