Para amar no hace falta el sol... pero ayuda,
tampoco un atardecer por un sendero en el bosque,
donde reinan las rosas blancas,
pero que buen marco y complemento, ¿verdad?
No, no hace falta un mar azul de sal al sol,
que va besando playa...
como mordisqueando los delirios,
pero estaría bien para amar, ¿verdad?
Tampoco es imprescindible una luna
que a través de una acacia impacta en tu cara
y se apaga en la luz de tus ojos…
Para amar sólo haces falta tú,
pero... qué bellos complementos, ¿verdad?
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