No, nunca anduve por los andamios, tampoco mucho por los trabajos tan infrahumanos del cultivo del arroz, ni por los habituales huertos del Delta. Lo mío fue moverme entre profesores y alumnos, y los padres de las criaturas, aprendiendo siempre de todos, sobretodo de los niños… Tuve la suerte de tener grandes compañeros, con los que me complementaba porque me hacían mejorar constantemente. Mis alumnos eran mi razón, obsesión a veces, de mis actuaciones, y los padres, pues ya saben, los únicos que iban a la escuela de padres, no lo necesitaban…
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