Y me puse el destino por montera,
y como no toreé nunca, ni sembré vientos,
me amanecieron sones de concordia...
Cada uno es dueño de sus silencios y de sus decires,
cada uno es dueño de sus respetos,
los que se gana y los que reparte...
entre los supuestos aprendices de la decencia,
que ya no es esclava de lo supuesto,
del qué dirán, de lo establecido.
Hoy circulo sin temores al dicen que se ha dicho...
¿Y a mí qué si dicen en verdad?
Y si no... será su farsa, su fracaso, su pena.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada